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Los científicos descubren bacterias en hornos microondas que son resistentes a ambientes extremos y que pueden usarse para detectar cepas industriales.

2024-08-11

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"El microondas no es un lugar puro e inmaculado".

Esta investigación recientemente publicada va en contra del sentido común.

En general, se cree que la radiación de un microondas es lo suficientemente potente como para matar cualquier bacteria que esté al acecho.

El 8 de agosto, investigadores españoles publicaron un artículo en la revista académica internacional "Frontiers in Microbiology" afirmando que en los hornos microondas se encontró una variedad de bacterias resistentes a ambientes extremos, "un ecosistema poderoso".

Los choques térmicos repetidos, la radiación electromagnética y el secado eliminan los microorganismos con alta resistencia.

Este descubrimiento no sólo es importante para la salud pública, sino que también impulsará la aplicación de biotecnología relacionada, como la detección de bacterias que deben ser resistentes a ambientes extremos en la producción industrial.

El artículo se titula "El bacterioma de las microondas: biodiversidad de los hornos microondas domésticos y de laboratorio". El autor correspondiente del artículo es Manuel Porcar, investigador de la Universidad de Valencia en España.

Los investigadores tomaron muestras para realizar pruebas de hornos microondas en cocinas domésticas, espacios públicos como cafeterías y laboratorios de biología. Se muestrearon 10 hornos microondas de cada lugar, para un total de 30 hornos microondas.

"Las especies bacterianas que se encuentran en los hornos microondas domésticos, como Klebsiella, Enterococcus y Aeromonas, pueden representar una amenaza para la salud humana", afirmó Daniel, uno de los autores del artículo e investigador Daniel Torrent.

También señaló que los microorganismos en los hornos microondas no aumentan el riesgo de enfermedades en comparación con las especies bacterianas comunes en las superficies de la cocina.

"Recomendamos que los residentes y el personal de laboratorio desinfecten periódicamente los hornos microondas con una solución de lejía diluida o un spray desinfectante disponible comercialmente".

Torrent recuerda que después de cada uso del microondas se debe limpiar la superficie interior con un paño húmedo para eliminar posibles derrames y otros residuos y evitar el crecimiento bacteriano.

En este experimento, los investigadores recolectaron un total de 747 géneros de 25 filos bacterianos. Los filos más comunes son Firmicutes, Actinobacteria y especialmente Proteobacteria.

"La tolerancia de estas bacterias a condiciones extremas, como la alta radiación, podría inspirar una variedad de aplicaciones biotecnológicas. Una de ellas podría ser la biorremediación, como en el campo (biorremediación in situ) o la descontaminación de radionucleidos en materiales contaminados (biorremediación ex situ). biorremediación) "También se pueden utilizar en procesos industriales, como la producción de biocombustibles u otros productos químicos, para mejorar los procesos de pretratamiento, o como reacciones químicas que requieren condiciones extremas de biocatalizadores".

Además, Torrent afirmó que algunas bacterias extremófilas (bacterias que pueden o necesitan crecer y reproducirse en ambientes extremos) han mostrado buenas actividades antipatógenas y antiinflamatorias. "Por supuesto, todo esto requiere mucha investigación, pero tener bacterias con estas propiedades podría facilitar enormemente estos estudios".

Enlace del documento adjunto:

https://www.frontiersin.org/journals/microbiology/articles/10.3389/fmicb.2024.1395751/full