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Curry lideró al equipo para derrotar a Serbia con 36 puntos. No había tenido un buen desempeño antes, pero ahora demostró su valía en la primera batalla.

2024-08-09

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El 9 de agosto, hora de Beijing, en las deslumbrantes semifinales de baloncesto de los Juegos Olímpicos de París, Stephen Curry fue como un meteoro cruzando el cielo nocturno, encendiendo por completo la pasión de la audiencia con una actuación impactante. Frente al poderoso equipo serbio, el alma de los Golden State Warriors, a pesar de reveses ocasionales en los últimos partidos, brilló de manera más deslumbrante en este momento.

Curry, el mago de la línea de tres puntos, teje una red ofensiva de ensueño con tiros de larga distancia que golpean la red con precisión, haciendo que la defensa del oponente se desmorone. 36 puntos, esto no es solo un número, es la mejor prueba de la perseverancia y el coraje de Curry para desafiarse a sí mismo. Cada punto es un reflejo de sudor y perseverancia, y cada balón es una potente respuesta a las dudas.

Durante el juego, Curry parecía ser el comandante en la cancha. No solo lideró al equipo con anotaciones, sino que también activó la potencia ofensiva del equipo con pases exquisitos. Bajo su liderazgo, sus compañeros parecían estar dotados de magia. Cooperaron tácitamente y atacaron como una ola. El propio Curry se mueve por la cancha como un guepardo, ya sea una bandeja revolucionaria o un tiro en suspensión, muestra su incomparable coeficiente intelectual de baloncesto y sus magníficas habilidades.